Si...
Si supiera contar lo que siento,
cuando el viento suspira
y la luz más temprana
murmura suavemente su aliento,
al eco de alguna voz lejana,
que rebota entre las piedras,
en las calles tranquilas.
Da igual que sea ahora,
la primera mañana o la tarde serena,
si contemplo innúmeros aspectos,
los átomos que juegan,
dando forma a tu tempo,
tan repleto de vida...
¡Cómo saber porqué!
los colores que vibran luminosos,
matices dentro de matices,
mil destellos ardientes,
encienden una rabia alegre en este pecho,
mareas seductoras,
ardientes de dulces besos al acecho.
En tus besos borrachos de espuma,
en tus ojos la luna,
las estrellas danzando en el espejo
y en los ríos
las enormes distancias,
del espacio y el tiempo,
infinito en las pieles,
las fronteras malditas,
tan soberbias e ignaras,
las montañas de puro silencio,
el deseo y la forma,
corriendo en pos del viento.
Oh belleza terrible,
si supiera contar lo que siento,
la materia que mira,
la materia que canta,
la que empieza y acaba
y alaba,
que se mece silente,
se multiplica
en la caza, o que sueña,
la que es simplemente,
y aquella que mata
a la que muere,
oh energía incesante,
si alcanzara a entenderte.
Pero sólo contemplo,
idiota enmudecido,
enredado entre la maravilla,
esta herida de muerte,
en qué bosques complejos,
la reacción que respira,
el instante que ocurre,
la ecuación cuya sombra,
ilumina el momento,
en que tu enorme mirada
desnivela algún alma.
Tanta vida,
por las mismas cadenas enlazada,
las flores del dolor,
danzando con las manos atadas.
¿Has visto a la leona y sus cachorros devorados?
es sólo presente sin futuro,
es sólo ausencia de elección,
la inocencia del niño que se rompe,
la hormiga que se afana para nada,
el viento que gime entre las ramas,
la tarde que brilla azul cansada,
donde aún flota el beso que no fue.
La integral de exponente x cuadrado
igual a raíz de pi,
la mente desolada,
la risa estremecida del deseo
y los amantes
unos que vienen, otros que se van,
aquellos que amaron como si fueran dioses,
el riesgo, lo seguro, la aventura,
todo se desvanece lentamente,
las lágrimas, la química,
si es que hay un algoritmo que desgrana
el devenir cambiante de los mundos,
maldigo la instrumentalización de lo que somos,
bendigo sus rutinas si de algún modo salvan,
los besos, las miradas, las caricias, los suspiros,
los sempiternos gestos que se apagan.
Si el tiempo es una trampa,
del dios de antes al que fue después,
yo canto rebelde, enajenado,
danzarín que bebe, subversivo, absurdo,
enamorado,
la hez de su derrota,
desde dentro del sistema yo celebro,
yo canto para nada
la risa y el llanto en la mirada.
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